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El Reino De David (VIII)
Publicaciones Orden del Temple - Historias Bíblicas
Escrito por María de Aquitania   
Miércoles, 14 de Septiembre de 2011 00:00

 

Desierto de Judea

La ciudad de Jerusalén aún está es ruinas, la gente que vuelve a vivir en su zona, se instala en los edificios de piedra que quedaron desde los tiempos de la destrucción babilónica, así que teníamos la mitad de la ciudad donde la gente vive en casas arruinadas y luego la otra mitad donde no vive nadie, y al cabo de un tiempo, la gente perderá la esperanza y se contentarían con una vida de descontento. Pronto incluso, la construcción del Templo que se fue parando por culpa de los conflictos entre los que habían regresado y los extranjeros. La reubicación forzosa de grupos étnicos por parte de asirios y babilónicos, habrá causado muchos problemas en todo Oriente Medio. En Judea, la Ley y el orden se habían desintegrado, los extranjeros convencieron a los persas de que los judíos planeaban rebelarse y consiguieron una orden para suspender la reconstrucción del Templo. A la larga, los judíos consiguieron los permisos para proseguir las obras, pero eran demasiado pobres y apáticos para conseguir levantarlo Ochenta años después de su regreso, de los exilados a su patria, esto parecía un tremendo error, pero entonces llegó un hombre notable a Judea, se llamaba Ezrá y era enviado por el rey de los persas para restaurar el orden en Judea. Artajerjes, rey de reyes, dijo al sacerdote Ezrá: “Saludos, estas son mis órdenes. Te mandaré a Judea y a Jerusalén. Tienes que nombrar magistrados y escribas, que hagan justicia para todos los que conozcan la Ley de tu Dios y debes enseñarla a los que no la conozcan. Ezrá, es un escriba y sacerdote. No se llegaba a escriba sólo por nacer escriba, para llegar a serlo, se necesitaba talento, inteligencia, cultura y creatividad, así que por fin, vuelve a Judea un hombre con rango, privilegio y poder político. Ezrá, había llegado de Babilonia y los escribas judíos, ya habían escrito la primera edición de la Biblia hebrea, pero los que habían vuelto, eran casi todos analfabetos y no sabían nada del libro, sus historias y sus Leyes. Ezrá, les preparaba una sorpresa. Él no llegó a Jerusalén con las manos vacías, llegó con un libreo, y es casi seguro que el libro era la Torá, con los otros cinco primeros libros de la Biblia, en la misma forma que la conocemos hoy y dijo a esa gente: Esto es lo que somos y así es como debemos vivir. Ezrá juntó a toda la gente de Judea en una plaza cercana al pueblo y les dejó los cinco primeros libros de la Biblia, la Torá, y fue uno de los acontecimientos más importantes de la historia. Ezrá, fue prácticamente un nuevo Moisés, dando a conocer la Ley. Él se levantó y dijo al pueblo que si hasta entonces no sabían exactamente lo que tenían que hacer, a partir de ese día, si sabían lo que estaba bien, pues todo estaba en esos documentos, ahí mismo. Sois hijos de Yahvé, vuestro Dios. Tenéis que tomar los diezmos de las cosechas para todo el año, y reunirlos en vuestra ciudad y dejad que los forasteros, huérfanos y viudas de vuestra comunidad, se acerquen y coman. Os doy esta orden: “Sed siempre generosos con vuestros hermanos y con cualquiera que en vuestro país esté pobre y necesitado. Recordad que fuisteis esclavos en Egipto y que Yahvé vuestro Dios, os redimió, por eso, os doy esta orden”.

(Continuará)

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