Los Palacios

Desde que se construyó el Monasterio, se destinó para las habitaciones de las personas regias y su séquito, una cuarta parte del edificio, que comprende desde la fachada Norte hasta la mitad de la de Oriente y además, todo el cuerpo saliente que rodea la  Capilla Mayor. Esta parte, se denomina Habitaciones de Felipe II y aquella es la que propiamente se llama Palacio.

Los Austrias, hicieron del Escorial el sitio real por excelencia y en él, pasaban largas temporadas los reyes y su corte con gran aparato y esplendor, organizándose fiestas y regocijos propios de la vida cortesana. Con el advenimiento de los Borbones, además del Escorial, La Granja, El Pardo y Aranjuez, hubieron de compartir la estancia de las reales personas y sus séquitos. La afición a la caza, tan abundante en los montes de El Escorial, llevaron a Carlos III y a su hijo Carlos IV otra vez al Palacio monasterial, al que restauraron y amueblaron con gran riqueza. Carlos IV, mandó construir la escalera actual a su arquitecto D. Juan de Villanueva.

El conjunto de muebles, sedas de tapizar, relojes, candelabros y arañas, era muy notable, pero lo más importante que puede admirarse en el Palacio es la espléndida colección de tapices, más de 200, la mayoría de la Real Fábrica madrileña de Santa Bárbara, que adornan los muros de las habitaciones. Los más son de Goya, Bayeu y Castillo, genuinamente españolas y de Teniers o Wouwrman, flamencas.

Muchos de los techos, pintados por Felipe López, son de estilo pompeyano tan al gusto de la época. El conjunto de las salas así decoradas, con muebles en blanco y dorado o caoba con apliques de bronce dorado a fuego, cortinajes y tapizados, relojes y candelabros, floreros de porcelana del Buen Retiro, etc., son de un atractivo extraordinariamente grato y constituyen un modelo exacto y auténtico de todos los elementos de la época de Fernando VII, estilo Imperio.

Palacio de los Borbones

Se ingresa en el Palacio por el centro de la fachada Norte, sigue la escalera hecha por Villanueva en el siglo XVIII, en la que se exhiben varias pinturas las mejores, de Lucas Jordán. A continuación, tres salitas con bellos muebles neoclásicos e Imperio, cuadros, relojes y candelabros, inician la visita al Palacio de los Borbones. Hay pinturasmuy interesantes, como son las copias de las Logias del Vaticano, de Rafael, y Museos del Vaticano en las sobrepuertas. Hay una segunda salita con retratos de los reyes Carlos II y su esposa María Luisa, copias de Goya y varios bustos. La habitación siguiente se la denomina El Chinero, por exhibirse en ella piezas de la China, con preciosos ejemplares de porcelana China, Sèvres, Sajonia y Buen Retiro.

El conjunto de habitaciones que se visitan seguidamente, se denominan del Rey (Carlos IV) y son las estancias que se usaron con carácter oficial. Comienzan con el Comedor de Gala, que contiene una espléndida colección de tapices de los pintores de la Corte: Goya, Bayeu, Castillo y Anglois. Sigue una salita con tapices sobre cartones imitados de Teniers con escenas de soldados flamencos. A continuación la Antesala de Embajadores, con un gran conjunto de tapices de Goya. La sillería es Imperio tapizada de raso amarillo y tres consolas, dos de serpentina y una de jaspe con relojes y jarrones de Sévres.

Comedor de Gala

Salón de Embajadores

Goya. Baile a orillas del Manzanares

Goya. Riña en la Venta Nueva

Sala de la Torre

Antesala Salón de Embajadores

(Continuará)

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