Entre los ciudadanos de Valencia y sus alrededores, casi no existen dudas acerca de la verdadera identidad de la copa resguardada en la Catedral Gótica de esa ciudad, desde el siglo XV: Se trata del mismísimo cáliz de la Última Cena, es decir, el Santo Grial. Numerosos investigadores avalan fervorosamente esta teoría, describiendo detalladamente el largo periplo que recorrió la sagrada copa hasta su destino final. Recientemente, se han abierto los archivos de la Catedral valenciana, para investigar precisamente la legitimidad del Grial.

El supuesto itinerario del cáliz, comienza por supuesto en Tierra Santa y recorrerá, a lo largo de quince siglos, varios lugares consecutivos como Roma, Huesca, San Juan de la Peña, Zaragoza y Valencia. Describiremos, valiéndonos de los datos aportados por los historiadores que acreditan esta hipótesis, en qué difíciles circunstancias el cáliz recorre gran parte de Europa, pasando de mano en mano entre Papas, Santos, Obispos y reyes.

El Santo Grial, según la tradición, es transportado por San Pedro desde Jerusalén hasta Roma. Fue utilizado por los sucesivos Papas para celebrar la Eucaristía, comenzando por el propio Pedro, primer Papa de la Iglesia, hasta el siglo III. En el año 258, era Papa Sixto II, en tiempos del Emperador romano Publio Licinio Valeriano. Este mandatario, había dictado la pena de muerte contra todos los cristianos. El Papa y sus siete Diáconos fueron hechos prisioneros, salvo Lorenzo, natural de Osca (la actual Huesca), quien era el encargado de custodiar las reliquias sagradas de la Iglesia. Cuando Sixto II fue decapitado sin juicio previo, Lorenzo tuvo tiempo de enviar el cáliz, mediante dos legionarios españoles y acompañado por una carta suya, a la casa de sus padres en Lloret, antes de ser atrapado y martirizado.

La tradición cuenta que San Lorenzo, presionado por Valeriano para que entregue los bienes, señaló al pueblo diciendo que ellos eran el verdadero bien de la Iglesia. Fue entonces encadenado a la parrilla y asado lentamente. Muere mártir el 28 de Agosto del 258, convirtiéndose su figura en leyenda.

(continuará)

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