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Richard Wagner y su Parsifal (III)
Publicaciones Orden del Temple - Arte Iniciático
Escrito por María de Aquitania   
Jueves, 09 de Junio de 2011 00:00

(continuación del Acto 1º)

Volvemos al bosque de Amfortas. De pronto un cisne cae herido y un joven se jacte de ser el autor del disparo, pero Gurnemanz, le hace avergonzarse haciéndole ver el dolor del ave. El joven no sabe por qué ha disparado, ni quien es ni de dónde procede. Sólo sabe que su madre se llama Herzaloide. Kundry se le acerca, pues ella sabe ue el muchacho, al dejar sola a Herzaloide, decretó sin saberlo, su muerte. El joven se enoja mucho pero cae desmayado ante la impresión que le causa la noticia. Kundry lo despierta.

Mientras tanto, el rey ha vuelto de su baño. Gurnemanz invita al joven desconocido a presenciar la celebración del Grial, pues cree que este joven podría ser el puro que pueda curar al rey.

Estamos ahora en una gran sala donde los caballeros esperan la llegada del rey Amfortas para celebrar la consagración del Grial. El viejo Titurel le dice a su hijo que conduzca la ceremonia, pues querría ver el Grial al descubierto antes de morir, ya que es lo que le mantiene vivo. Pero Amfortas se niega a acceder: el grial le da la vida a él también y para él la vida es un tormento debido a  su terrible herida.

El oráculo desciende una vez más desde la cúpula: Un hombre puro llegará, conocedor de la pena. Amfortas transfigurado, extrae la cubierta del Grial. El rey sufre una vez más, su herida vuelve a sangrar. Se lo llevan y la procesión abandona la sala. El joven invitado observa todo, pero nada hace ni dice. Gurnemanz lo echa del castillo del Santo Grial, pues comprende que este joven no es el salvador del rey. `¡Dejad que el ganso se vaya a buscar su ganso y que deje en paz a los cisnes.

(continuará)

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