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La Pasión del Señor. De Jerusalén a Sevilla.
Publicaciones Orden del Temple - La Pasión del Señor
Escrito por María de Aquitania   
Martes, 17 de Mayo de 2011 00:00

La fe del Centurión

La confesión de fe del Centurión es extraordinariamente importante, porque aparece junto a la confesión del Buen Ladrón. Ambas dan testimonio de su fe en Jesús, frente a todas las negaciones, tanto de la autoridad judía y pagana, como de sus propios discípulos.

Dios quiere que, como el Centurión Quinto Cornelio, aceptemos a Jesús como el único Justo, que nos confesemos a  nosotros mismos pecadores, como hacía toda la gente que se golpeaba en el pecho bajando del Calvario; que reconozcamos en la Pasión y Muerte de Jesús a Dios mismo.

Quinto Cornelio, oficial romano de la ejecución de la sentencia de muerte contra Jesús dictada por Pilato, dio testimonio del procedimiento criminal incoado a Jesucristo, llegando a la conclusión de que: “Verdaderamente, este hombre era Justo”. En consecuencia, no tenía las ambiciones políticas que le imperaron las autoridades judías. El Centurión, al ver lo ocurrido, glorificaba a Dios y expresaba su fe en que Dios había dado realmente el paso decisivo en la historia de la salvación humana en la persona de Su Divino Hijo, Jesucristo, que pasó a través de la muerte a la vida. Por otra parte, “justo” es en verdad un título cristológico y significa que Jesús murió y pasó a otra vida para la liberación del pobre y el oprimido. Jesús es el Cristo de los pobres, de los oprimidos, de los discriminados y los encarcelados.

Así pues, como dice el Salmo: “Dichoso el hombre que pone su confianza en el Señor. Será como árbol plantado a la vera del arroyo que a su tiempo da fruto, cuyas hojas no se marchitan, cuanto emprenderá tendrá buen suceso”.

Cornelio poseía el cargo de Centurión, formando parte de una cohorte que se denominaba Itálica, cuyo nombre proviene, según costumbre romana, del lugar donde provenía y había sido instituida. La cohorte Itálica, de la VI Legión, tenía la guardia del águila, de la insignia o emblema, como cohorte elegida y famosa. A esta legión, también se le llamó  Hispánica. La Itálica era la ciudad patria de Trajano y Adriano, muy cercana a la actual Sevilla, por tanto, podemos pensar, que los soldados que participaron en el proceso de Jesús eran sevillanos. El Centurión, era de origen árabe, Abenadar, que bautizado mas tarde se llamaba Ctsilfón. Estaba a caballo cerca de la Cruz y miraba conmovido la cara desfigurada del Señor. La gracia iluminó a Abenadar, a su duro corazón y como el peñasco del Calvario, se resquebrajó, arrojó la lanza se golpeó el pecho y gritó: “Bendito sea el Dios Todopoderoso, este hombre era inocente, era verdaderamente el Hijo de Dios”.

Muchos soldados se convirtieron al oír estas palabras y como rl Centurión no quería seguir al servicio de los enemigos de Jesús, dio su caballo y su lanza a Casio, el segundo oficial, llamado después Longino, quien tomó el mando.

Jesús, en sus últimos instantes de Su vida terrena, pide al Padre que acepte Su sacrificio de Amor, por eso nosotros, hemos de gloriarnos en la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, pues en Él está nuestra salvación y resurrección.

(continuará)

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