El Padre Nuestro, es la respuesta de Jesús de Nazaret a la petición realizada por sus discípulos: “Maestro, enséñanos a orar como enseñó Juan a sus discípulos”. Y como respuesta, Jesús nos entrega el Padre Nuestro, que es la oración del Señor.

La tradición evangélica nos brinda dos versiones: Un texto breve de Lucas (11, 2-4) y una versión más desarrollada de Mateo (16, 9-13). Aunque coinciden en lo esencial, son distintas y una está más desarrollada que la otra. Eso no significa que una sea falsa y otra verdadera, ya que las dos son auténticas. Hay discusiones de los teólogos, sobre cuál de las dos versiones es la original, más nosotros vamos a ir a los Evangelios, a la fuente, constatar las diferencias y ver las dos versiones en su contexto correspondiente.

Es útil subrayar, que Mateo sitúa el Padre Nuestro en el contexto del Sermón de la Montaña, es decir, en el centro del mensaje de Jesús. Según testimonios, tres veces al día la recitaban las primeras comunidades cristianas y está presente en los Sacramentos de Iniciación cristiana como son el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. En la preparación del Bautismo, se da el rito de la entrega del Padre Nuestro, algo perteneciente a la disciplina del Arcano, un rito misterioso de Iniciación, reservado sólo a los Iniciados.

Sólo los fieles, una vez bautizados, siguiendo las enseñanzas de Jesús, se atreverán a decir el Padre Nuestro y ésta, es la primera palabra del orante cristiano y el primer balbuceo del que acaba de nacer como Hijo de Dios por el Bautismo. La nueva relación filial con el Padre, tendrá este lenguaje y este modo de hablar con Él, como algo esencial en su existencia o vida cristiana. El Padre Nuestro, es el resumen de todo el Evangelio y sigue hoy día, siendo la oración fundamental.

(continuará)

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