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El Juicio y la Crucifixión de Jesús (II) |
Publicaciones Orden de Sion - Reflexiones Espirituales | |||
Escrito por Sion de Bouillon | |||
Lunes, 01 de Febrero de 2010 00:00 | |||
¿Se equivocó Jesús al aceptar a Judas como apóstol, o dejó a sabiendas que Judas fuera dominado por su codicia? Y en una comunidad como esa, ¿no sería natural que Jesús y sus discípulos fueran conocidos de casi todo el mundo, y fácilmente capturables, sin necesidad de que alguien los “traicionara”?
Se acercan. Ninguno de ellos sabe que el que a todas luces es el jefe del pequeño grupo que encuentran, es Jesús. Nacido apenas a unas ocho millas de allí, y quien durante los tres años anteriores ha estado haciendo milagros por los alrededores. Ninguno de ellos reconoce alguno de los discípulos, ni podía imaginarse que Jesús tendría que estar allí. No se le ocurre a nadie que las largas cabelleras de todos esos hombres están demostrando que son Nazaritas, aquella secta tan detestada por los Fariseos por derivarse de los antiguos ocultistas Caldeos.No; todos están pendientes de Judas. Con todos los ojos fijos en él. Judas se adelanta, encarándose con las miradas de censura de sus hasta entonces condiscípulos, y tratando de eludir la mirada serena y compasiva de Jesús....Está resuelto a obtener ese puñado de monedas. Se adelanta hasta Jesús y le besa. Todos saben ahora cuál es Jesús. Entonces Judas puede desaparecer aprovechando la excitación general.¿Se retira Judas para disfrutar de su bien ganada recompensa? Cuando ve que van a condenar a Jesús, cosa que parece que no se le había ocurrido, se siente abrumado inmediatamente de remordimiento. Mira las monedas, pero no las arroja al arroyo con una maldición sino que piensa que debe ir a buscar al sumo sacerdote y rogarle que se las reciba. Este esfuerzo económico y tardío de restituir el dinero, le es rechazado con sorna, y entonces Judas va y se ahorca.
De modo similar, el comportamiento de Pedro también es imposible. Su cobarde negación de Jesús no convence, pues Pedro, lo mismo que todos los demás discípulos, ya tenía que haberse dado cuenta de los riesgos que corría, y los habría aceptado. Además debe haber sido bien conocido como uno de los discípulos de Jesús, en una comunidad que al fin y al cabo no era muy numerosa.
(continuará)© Todos los derechos reservados. Orden de Sión 2010.
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