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El Sermón de la Montaña (II)
Publicaciones Orden de Sion - Reflexiones Espirituales
Escrito por Sion de Bouillon   

 

El numero uno es el de la totalidad. Y se corresponde en Sermón de la Montaña con:


“Bienaventurados los pobres de corazón, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.

Ser pobre de corazón no significa serlo financieramente. Indica que el trabajo comienza por el corazón porque éste tiene un enorme requerimiento.


Los problemas fundamentales de la humanidad son los emocionales. Un problema emocional solucionado genera un sexo y un intelecto resueltos. Las personas que no han desarrollado su intelecto y su sexo están emocionalmente atascadas.


El corazón es lo primero a liberar, y para esto hay que solucionar el problema de la petición emocional. El corazón está poblado por numerosos deseos: Poder, triunfo, de ser el centro del mundo. Está colmado de angustias, celos, peticiones, rencores, de orgullo.... .Queremos poseer por orgullo; no queremos cambiar por orgullo. Queremos ser aceptados con todo lo que portamos y que no es nosotros.


Tener un corazón enfermo consiste en estar lleno de cosas que no son nosotros, y nuestro gran dolor proviene justamente del hecho de que no somos nosotros mismos. Desde pequeños se nos impide serlo: La familia nos da un destino que no nos corresponde.


“Bienaventurados los pobres de corazón.....”


Ser pobre de corazón quiere decir no tener el corazón poblado por todos estos deseos. Somos pobres y nos aceptamos tal como somos. Aceptamos nuestro corazón y no el de los otros. Aceptamos pura y simplemente lo que él porta. El corazón carece de deber: Late. Ama cuando ama. Cuando no ama, no ama.

No podemos obligarlo a latir más rápido ni más lento que su propio ritmo. Es un canal en el que nada hace obstrucción. Todo pasa. Recibimos el amor de Dios.

“......porque de ellos es el Reino de los cielos”.


Cuando el corazón es pobre, cuando es lo que es, la dicha está ahí. De hecho. Cristo ha descrito un corazón pleno de gozo. El ser humano realizado no anhela ser más que lo que es, y ya resulta una enormidad el ser uno mismo.

 

(Continuará)

 

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