El Mandala de San Bartolomé de Ucero, el Cañón de Río Lobos

A 17 kms. de Burgo de Osma, se alza la iglesia de San Bartolomé, único testimonio del antiguo convento Templario de San Juan de Otero. La importancia de este templo no está en su grandiosidad, sino en el detalle de la cantidad de elementos de riqueza esotérica.

Se pueden señalar los grabados como los de Chinón, los canecillos exteriores, pentágonos con la punta hacia abajo, las casas Templarias con adornos laberínticos, marcas de cantero, etc.

El templo está concebido con el número aureo y vemos como la luz que atraviesa la ventana del lado meridional el 21 de Junio, se proyecta directamente sobre la losa de piedra que sirve de ara en la capilla del Evangelio.

Se ha demostrado que la equidistancia de la iglesia Templaria de San Bartolomé de Ucero, entre el cabo de Creus (Gerona) e Iria Flavio en Padrón (Galicia) es de 527.127 kms. La iglesia se halla en el centro de una zona de gran influencia telúrica desde el cual es posible trazar una perfecta cruz Tau, en cuyo interior se encontraría el paralelo 42, así como el camino principal a Santiago de Compostela. Con ello Ucero, se convierte en el espacio de una gran cruz cósmica de 40°.

En el rosetón abierto en el lado meridional del hastial del crucero de San Bartolomé, está la mayor concentración de energía esotérica de ese templo, abertura que a modo de Mandala condensa uno de los símbolos más esenciales para descubrir el centro de nosotros mismos. Este rosetón, tiene diez corazones (cinco chicos y cinco largos), que nos lleva a uno de los principios más esotéricos del templo.

Laberinto Catedral de Amiens (Francia)

El Laberinto

Esta palabra, procede del griego Labyrinthos, que según la mitología griega fue un palacio construido por Dédalo en Cronos (Creta), para recluir al Minotauro. Pero los orígenes del Laberinto va más allá de lo material e incluso lo espiritual, y son mucho más antiguos. Este alcanzó su esplendor en tiempos protohistóricos y los más antiguos tienen más de 5.000 años y compete tanto a la arquitectura como a la escultura, el dibujo o la filosofía hermética.

Ciertos rituales, muestran una clara relación del laberinto con la muerte y el renacimiento y fueron los Templarios quienes desde Tierra Santa, trajeron a Occidente este signo hermético con todo su esoterismo. Uno de los más especiales, se encuentra en la Catedral de Chartres (Francia), verdadera joya del arte gótico, preside el hermetismo telúrico en su interior, donde los Iniciados lo recorrían y aún lo hacen hoy, con los pies descalzos para tomar más contacto con las fuerzas de la tierra y haciendo su recorrido, que es una peregrinación Iniciática, que simboliza el trayecto a Compostela.

En la Catedral de Amiens, hay otro especial Laberinto, en cuya baldosa central habían incrustado un palo de oro y un semicírculo de metal, que representaba la salida del Sol. En los laberintos medievales, se trata de alcanzar el centro, donde se celebraban rituales en honor a la Diosa Madre, propiciando la fecundidad y alcanzar la Gnosis. En el centro de éstos, solía colocarse el sarcófago del constructor del templo, representado por un esqueleto con los útiles de su condición: Escuadra, plomada y compás, símbolos luego aprovechados por la masonería. A veces en los extremos, hay dos figuras que representan a los maestros constructores y el arquitecto divino, procede a viajar al centro desde el Alquerque para al regresar transmitir su sabiduría al compañero del otro extremo enlazando los dos estadios: El mundo subterráneo de esta composición geométrica y la Jerusalén Celeste que gravita en el templo, los dos enlazados por la fuerza de la Madre Luz, identificada con la Virgen que suele ser una Virgen Negra.

(continuará)

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