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Castillos. Defensa Pasiva V.
Publicaciones Orden del Temple - Castillos
Escrito por Amo del Castillo   
Sábado, 28 de Marzo de 2009 10:58

 

 

LA TORRE DEL HOMENAJE

 

Impresionante, ¿no? Es la torre del homenaje del castillo de Beja, en Portugal. Como se ve, dispone de balcones amatacanados esquineros, con lo que desde ellos podían hostigar a posibles agresores en todo su contorno. Sobre ella, un segundo cuerpo. Su fábrica es casi toda de sillería de mármol, con sillarejo de granito en parte de sus paramentos. Cuando se hizo, su aspecto debía ser aún más magnífico aún.

La torre del homenaje, también llamada macho o donjón, era la dependencia más importante del castillo. En ella vivía el alcaide o tenente, era el último reducto defensivo en caso de que la guarnición se viese totalmente desbordada y, en definitiva, su silueta, descollando a lo lejos, era el símbolo del poder regio. Recibe su nombre por ser en ella donde los vasallos del señor del lugar o el alcaide recibía pleitesía de sus vasallos y demás deudos. Hay infinidad de tipos, por lo que sería excesivamente extenso estudiarlos a fondo uno a uno. Por lo tanto, nos centraremos en los tipos más comunes, los que casi siempre encontraremos en los castillos que visitemos.

 

En éste primer plano en sección podemos ver el tipo más común. Se trata de un edificio de dos plantas. La puerta, situada a nivel del suelo, está defendida por un matacán. La puerta que vemos en la planta baja es la que da acceso a la escalera que nos llevaría hasta la cámara superior. Hay que tener en cuenta que los castillos tenían puertas de gruesa madera flejada con hierro o bronce en todos y cada uno de los accesos. La aspillera que vemos en el muro era para, desde la escalera, hostigar a posibles invasores que entrasen en la torre. De ahí la puerta en la escalera. Los defensores la cerraban, subían a la cámara superior y allí proseguían la defensa.

En el techo de la planta baja vemos un suelo de madera, correspondiente a un soberado al que se accedía por el orificio situado en la bóveda. Servía para guardar provisiones, armas, etc. En la primera planta es donde se encontraba la vivienda del alcaide. Ya podemos imaginar que las comodidades eran mínimas, cuasi espartanas. También vemos otra puerta que permitía acceder a la escalera que nos llevaría a la azotea. En los muros de ésta planta vemos que se abren varias aspilleras.

 

En el croquis superior tenemos otro tipo, éste con aljibe. Era habitual que, independientemente de los aljibes o albercas situados en los patios de armas, los machos tuviesen su propio depósito de agua, obtenida mediante conducciones que llevaban el agua de lluvia hasta la cisterna. Ésta podía estar bajo tierra o bien como si de una planta baja de tratase, dependiendo de la facilidad para excavar un subterráneo en función de la composición del terreno. Por lo demás, es básicamente igual que la anterior.

 

En éste croquis vemos la fachada de una torre con el acceso al nivel de la primera planta. Ésto no tenía otro fin que dificultar la entrada a posibles agresores. A ella se llegaba mediante la escalera que vemos adosada al muro, que recibía el nombre de patín. Pero no siempre se recurría a escaleras de mampostería, sino también a otras fabricadas con madera o,simplemente, escalas de mano que se retiraban cuando se subía. Como en casi todas, la puerta está defendida por un matacán.

 

Ésta otra es básicamente la misma, pero en éste caso el patín queda separado de la torre. Para llegar a la puerta dispone de un puente levadizo que se accionaba desde el interior. Obviamente, ésto dificultaba aún más el invadir la torre.

 

 

En ésta última podemos ver un tipo de torre más sofisticada, desarrollada a partir del siglo XIV aproximadamente. Como se ve, cuenta con dos cuerpos y con garitones o escaragüaitas en sus esquinas. Éstas permitían flanquear la torre ante posibles agresores.

Algunas contaban con elementos defensivos externos, como las camisas. Según se ve en el croquis inferior, se trataba de un muro que rodeaba la torre, algunas veces con su puerta de acceso defendida por cubos. En algunos casos, la camisa se veía reforzada por un pequeño foso.

 

Cómo se puede ver, no se escatimaban los medios dedicados defensa del macho. No quiere esto decir que hasta que no cayese la torre no se daba por ganado un castillo, que de eso ya se hablará en las entradas dedicadas a los asedios pero, tanto en cuanto era el centro de poder de la fortificación y de la comarca que controlaba, se consideraba necesario protegerla al máximo. Y no sólo se las proveía de buenos medios defensivos, sino que sus muros eran mucho más gruesos que los del resto de la fortaleza. En algunos casos incluso sobrepasan los 3 metros de espesor. En su interior se almacenan provisiones de todo tipo: Grano, cecina, salazones, tocino, legumbres, aceite, vino y, por supuesto, agua, bien en aljibes interiores, bien en tinajas. Y, naturalmente, los dineros destinados a la tenencia del castillo, con los que el alcaide podía pagar los gastos derivados del mantenimiento del mismo, las provisiones, la guarnición, etc.

Concluyo ésta entrada con una imagen de una de las cámaras de la imponente torre del homenaje del castillo de Olivenza. Cómo se puede ver, su estilo no es el puramente militar que solemos ver en la mayoría de los castillos, sino que tiene ciertos detalles decorativos que la debían hacer más acogedora, como la crucería de la bóveda y los frisos. Obsérvese el enorme grosor de los muros, y tened en cuenta de que, al ser una planta superior, no son tan gruesos como los de la base, que son aún más espesos.

 

En posteriores entradas dedicadas a la vida cotidiana en los castillos volveremos a hablar de las torres del homenaje, concretando en los aspectos más, digamos, humanos.

 

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