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Las Fuerzas Cabalísticas (XI)
Publicaciones Orden de Sion - Enseñanzas para el Crecimiento Interior
Escrito por María de Aquitania   
Miércoles, 08 de Mayo de 2013 00:00

Azufre, mercurio y sal corresponden pues a propiedades activas en cada uno de nosotros y que se manifiestan como voluntad, sabiduría e inteligencia que discierne. Es difícil que el azufre de Kether pueda manifestarse en nosotros en toda su pureza porque representa la suprema unidad, mientras que los hombres estamos divididos en sexos, sin constituir aún vehículos apropiados para la manifestación de la unidad. Desde la cúspide del triángulo supremo, Kether se manifiesta a través de Hochmah o a través de Binah.

Voluntad-Providencia-Inteligencia: En esas tres palabras se encuentra la clave de nuestra existencia. La Voluntad es una fuerza que nos convierte en seres totalmente libres. Cuando la voluntad se pone en marcha, las circunstancias a nuestro alrededor empiezan a moverse y a configurarse de acuerdo con ella.

Cuando nuestra Voluntad ha actuado, la fuerza providencial se pone en juego automáticamente y dispara su chorro de luz para llevar a la madurez y a la perfección aquello que la Voluntad ha puesto en marcha. Si la Voluntad deja de actuar, tampoco la Providencia lo hace, ya que son dos fuerzas dependientes la una de la otra. Éste es un punto de aprendizaje fundamental. Sin la Voluntad, la vida se parecerá a esas aguas estancadas en las que todos los parásitos anidan.

Así es. Pero en ciertos momentos necesitamos detenernos a reflexionar, parar el tren de nuestra vida para considerar aspectos profundos de nuestra personalidad y es correcto que lo hagamos. El dato relevante es comprender que después de esa parada es preciso poner en marcha la fuerza de voluntad para que el tren continúe su camino de evolución.

Por ejemplo, para salir del estado que llamamos depresión, se requiere un esfuerzo de voluntad. En el ámbito simbólico, una de las principales causas de las depresiones es la necesidad que la persona tiene de cambiar su estilo de vida, su forma de enfocar los problemas y las situaciones cotidianas. Las personas sienten que sus miembros se paralizan, se niegan a responder, cuando tratan de volver a la carga, de seguir por la misma senda que les ha conducido a la depresión. En cambio, cuando son capaces de mirar un poco más allá de sus problemas, de levantar la vista y darse cuenta del nuevo paisaje que tienen delante, ponen en marcha la voluntad y consiguen su victoria personal.

La unión Kether-Hochmah da como resultado una voluntad expansiva luminosa, que incita al individuo a crear mundos y más mundos, utilizando la prerrogativa Divina de expandirse ilimitadamente. Esta facultad sería interiorizada en el elemento varón, dotándolo de simiente generadora que permite la reproducción en el mundo físico y que es al mismo tiempo signo anunciador de fecundidad en el mundo espiritual.

El tercer centro de energía interiorizado en nosotros se encarga de aplicar la Ley. Si la voluntad ha actuado de una manera arbitraria y errónea; si la Providencia ha llevado a la perfección algo que es inadecuado a los ojos de la Divinidad, Binah-Inteligencia se encarga de llevarnos a comprender que nos hemos equivocado y con sus correcciones nos enseña a utilizar la Voluntad de conformidad con la Ley Divina.

La unión de Kether-Binah da como resultado una voluntad conservadora que aprisiona en sí las cualidades ígneas de Kether-Azufre para dar lugar a una creación selectiva, es decir, creación de elementos conformes a su propia naturaleza y limitados a ciertos condicionamientos. Esto nos permite comprender el misterio de la sexualidad; comprender el impulso del varón a generar de forma indiscriminada, mientras que la mujer, cuando sus propiedades esenciales están en orden, lo ejecuta de forma selectiva, con un varón objeto de elección previa. Por otra parte, mientras el varón en el espacio de nueve meses puede generar una cantidad indeterminada de hijos, la mujer debe contentarse con generar uno, o a lo sumo dos, si excluimos los fenómenos de fertilizaciones artificiales.

(continuará)

Orden de Sión+++

 
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