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Las Fuerzas Cabalísticas (VI)
Publicaciones Orden de Sion - Enseñanzas para el Crecimiento Interior
Escrito por María de Aquitania   
Jueves, 02 de Mayo de 2013 00:00

El abismo y la inhibición



Esos tres Centros energéticos constituyen una unidad, pero en el reparto de tareas apareció de inmediato una evidencia: En aquel Universo de Luz iba a resultar imposible otra vida que la de ellos, los Dioses. Si querían crear una Vida inferior a la suya, para lanzar nuevos seres al torrente de la evolución, era preciso crear en ellos mismos una Zona Oscura, a fin de que la nueva Vida pudiera evolucionar en esa sombra.


Le tocó a Binah ser "Zona Oscura", el tercer Centro energético.

Pero algunos elementos que trabajaban en esa zona estuvieron en desacuerdo. Todos tenían derecho al mismo nivel de Luz y ciertos sectores de Binah estimaron injusto tener que renunciar a ella. Nos estamos refiriendo de nuevo a los luciferinos.


La solución del conflicto, como ya se ha dicho, consistió en precipitar al "abismo" a los disidentes. Es decir, las fuerzas hostiles al designio Divino fueron lanzadas a un nivel inferior para que siguieran en él su avance sin perturbar la buena marcha de la Creación. Estos fueron los primeros "rezagados" de la historia del presente periodo evolutivo.


Podemos extraer de ello una enseñanza práctica: Cada vez que nos inhibimos, en nuestro quehacer cotidiano; cada vez que pasamos de largo ante los sufrimientos o dificultades del prójimo, diciéndonos: "es su problema", estamos siguiendo la política de los luciferinos, ya que la separación que se produjo en Binah cuando los disidentes fueron arrojados al "abismo", fue debida, como decíamos, a que una parte de sus moradores se inhibieron de la tarea esencial que debían realizar y que consistía en alumbrar nuevos mundos, utilizando la propiedad ígnea de Kether para extender la vida. La inhibición es un enemigo a combatir.


Pero aclaremos una cosa, ya que anteriormente se ha dicho, y es que debíamos evitar dar consejos e inmiscuirnos en asuntos ajenos. Veamos, un tema es participar en las decisiones que deben tomar los demás, lo cual puede resultar arriesgado por las implicaciones que conlleva; y otro muy distinto que pretendamos pasar por la vida como si nada fuera con nosotros, como aquellos que repiten como loros: “paso mucho”. Si se encuentra a alguien accidentado en una carretera, es lícito pararse; si una persona solicita ayuda, debemos dársela; en un proceso electoral, participemos, porque al final lo relevante serán las experiencias que extraigamos de nuestra vida.


Volviendo al tema anterior, la técnica del "abismo" sería ya una institución y con ella se resolverían los ulteriores conflictos. Pero esos "rezagados", evolucionando a niveles distintos a los del resto de la especie, crearían una permanente conflictividad y serían, tanto ellos como sus descendientes de los planos inferiores, los grandes agentes del "mal", en definitiva, de los errores que comete el ser humano.


El yerro resulta ser, en último análisis, la inhibición, la falta de apetencia y participación en el mundo exterior. "La manifestación de la eternidad está representada como un Hambre", escribía el místico Jacob Boehme. Tragarse el mundo exterior, engullir la eternidad, tal es el objetivo. El que nunca experimenta ese deseo, está empezando a formar en la fila de los "rezagados".


(continuará)


Orden de Sión+++

 

 
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