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Las Fuerzas Cabalísticas (III) |
Publicaciones Orden de Sion - Enseñanzas para el Crecimiento Interior | |||
Escrito por María de Aquitania | |||
Domingo, 28 de Abril de 2013 00:00 | |||
Volviendo al tema anterior, la técnica del "abismo" sería ya una institución y con ella se resolverían los ulteriores conflictos. Pero esos "rezagados", evolucionando a niveles distintos a los del resto de la especie, crearían una permanente conflictividad y serían, tanto ellos como sus descendientes de los planos inferiores, los grandes agentes del "mal", en definitiva, de los errores que comete el ser humano. El yerro resulta ser, en último análisis, la inhibición, la falta de apetencia y participación en el mundo exterior. "La manifestación de la eternidad está representada como un Hambre", escribía el místico Jacob Boehme. Tragarse el mundo exterior, engullir la eternidad, tal es el objetivo. El que nunca experimenta ese deseo, está empezando a formar en la fila de los "rezagados". Una vez excluidos los disidentes de la esfera de Binah, el resto aceptó el "oscurecimiento", es decir, consintieron vivir a un nivel inferior a sus méritos, con todos los inconvenientes derivados de esta situación.
Tampoco es preciso dramatizar. Los padres deben sacrificarse para educar a sus hijos. Por ejemplo, reducen su “luz” (en este caso, el lenguaje habitual que utilizan), para que sus palabras resulten inteligibles a sus retoños.
El objetivo del sacrificio debe ser la Creación. La luz es la materia prima de toda edificación, pero es la luz que circula por nuestro interior la que lleva el germen de la vida y es ésa la que debemos utilizar para nuestras creaciones, ya que la Ley quiere que toda cosa, antes de tener una existencia exterior, haya sido edificada en nuestra naturaleza interna. Utilizando nuestro potencial para multiplicar la creación Divina, estaremos ejecutando la política de Dios. Si nos concentramos en nosotros y nos inhibimos de toda creación, estamos oponiéndonos a la política Divina. La luz consumida en creaciones externas nos va siendo restituida a medida que la vamos gastando, de acuerdo con la ley que reza: "A cada cual según sus necesidades", pero la calidad de la luz recibida dependerá de la obra que estemos realizando. Es a través de los Éteres que captamos la luz y ya hemos explicado que disponemos de esa fuerza vital en la medida que la vayamos utilizando: Si consumimos mucho Éter Químico, el flujo de Éter Reflector y Luminoso disminuirá. Es como si tienes un presupuesto para pasar el mes, si gastas mucho en comida, te quedará menos para ropa.
El problema consistirá en que nos resultará imposible llevar a madurez todas las tendencias que se manifiestan en nuestro interior, exteriorizarlas, conseguir que se conviertan en una obra externa, de modo que una parte de nosotros mismos permanecerá en el "abismo", evolucionando en otros niveles, en otro tiempo, en otra vida.
Si la totalidad de nuestro ser se opone al sacrificio, salinizándonos para impedir que la Luz pueda salir al exterior, nos sitúa automáticamente fuera del esquema de la Creación. Y si por un lado alcanzamos la plenitud del conocimiento, al dejar de emplearlo para abrir nuevos frentes en la Creación, se convierte en una enseñanza inútil, en un puro desperdicio y ello nos da derecho al carné y estatuto de los rezagados.
Pongamos otro ejemplo. Hemos dicho anteriormente que las relaciones con los demás son portadoras de karma, generan facturas que nos obligarán a tener que volver nuevamente a la Tierra para liquidarlas. Con esta información podríamos decidir encerrarnos en casa para el resto de nuestros días y evitar así la generación de nuevo karma. Pero dado que en nuestro sistema de vida necesitamos compartir para evolucionar más deprisa, el encierro nos apartaría de esa vía, sería como si nos salinizáramos (nos encerráramos en sal para conservarnos) y nos situaríamos así fuera del esquema de la Creación, convirtiéndonos en rezagados.
(continuará)
Orden de Sión+++
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