El entorno histórico de la obra

El relato queda inconcluso en el verso 9.293, pues Chretien de Troyes fallece repentinamente, sin resolver los misterios que planteó acerca del Grial.

El entorno político y espiritual de esa época no era propicio para el cristianismo. La Segunda Cruzada (1.146-1.149) contra el Islam, se debilitó al morir Bernardo de Clairvaux, su principal mentor. También en la fortaleza de Escalón, es abatido Bernard de Tremelay, famoso Maestre de los Templarios y en el mismo año que Troyes interrumpe el relato, Saladino derrota a los cruzados en la batalla de Hattin y Jerusalén pasa a manos otomanas, por lo que se pierde la Ciudad Santa, apoderándose el caos de los cristianos. Se pide con urgencia un símbolo religioso que pueda restablecer la fe quebrantada. El Papa Guillermo III convoca una Tercera Cruzada contra los musulmanes para recuperar Jerusalén. Es entonces cuando empieza a difundirse la leyenda del Grial y allí aparece de pronto esa copa misteriosa con visos místicos, pues se asemeja al cáliz de la Última Cena.

Algunos autores sostienen que el primer texto que sugiere esta relación entre el Grial y el cáliz, fue escrito por un monje francés llamado Elinando, y la lanza sangrante que seguramente simboliza la lanza de Longinos, es por lo que todos los hechos parecen encajar con el misterioso texto.

Muchos fueron los escritores que continuaron la obra de Troyes, pero manejando a su antojo el significado del Grial, dando un gran sentido cristiano que Troyes no le había dado en su relato, con lo que se perdió la magia y el misterio del original. Quizás José de Arimatea de Robert de Boron y Parzival de Wolfran von Eschenbach serán las únicas obras que revisten alguna importancia simbólica e histórica.

Robert de Boron y su obra

Este autor de origen francés (entre 1.200 y 1.210), elaboró una trilogía llamada Le Roman de l´Historie du Graal en la que reconstruye en su totalidad el ciclo del rey Arturo. La obra tiene tres partes en verso y está compuesta por: José de Arimatea o la Historia del Grial, Merlin y Perceval.

De los originales solo se conserva completa la primera y unos fragmentos de Merlin. El poema José de Arimatea da un vuelco en la evolución medieval del mito del Grial, basándose principalmente en la obra de Troyes y en la deWace, pero introduce el Grial en el ámbito cristiano. De Borón hace que José de Arimatea, que enterró oficialmente a Cristo según los cuatro Evangelios, no solo amortaja a Jesús, sino que recoge con el cáliz de la Última Cena (que no se sabe muy bien por qué lo tenía), aunque se cree que era familiar de Jesús, la sangre que manaba por la herida que tenía en el costado por la lanzada de Longinos.

De Borón identificó el cáliz con el Santo Grial que ahora poseía la sangre sagrada y que lo transformaba en un objeto de enorme valor, digno de una búsqueda eterna. Ya no es encontrar el Grial para devolverlo al rey Pescador, sino por su relación con Jesucristo. Hay que señalar, que en ningún evangelio canónico ni apócrifo se menciona este hecho. Así de Borón es el primero que relata literalmente en forma literaria, que José de Arimatea recogió la sangre de Cristo en un cáliz, que luego sería interpretado como el Santo Grial. De este modo, transformó una historia creada en la Edad Media por Troyes, basada probablemente en elementos celtas, en otra de los tiempos cristianos con José y recogida en la etapa medieval por escritores posteriores a de Borón.

La obra sigue después de la Resurrección, que acusan a José de haber robado el cadáver de Jesús y que es encarcelado sin alimento alguno, y allí es visitado por el propio Jesús quien le entrega el sagrado cáliz, instruyéndolo sobre la celebración de la Eucaristía y diversos misterios. Por cuarenta años hasta lograr la libertad, José de Arimatea se alimentará con una hostia diaria, que una paloma depositaba sobre el cáliz.

Al salir, se hizo bautizar y se dirigió con el Santo Grial a Gran Bretaña, a la isla de Avalón. José tenía la misión de difundir el cristianismo. Se supone que aunque la obra de De Borón coincide con la de Nicodemo en su encierro y la aparición de Jesús, pero no su estancia en la prisión. La tradición de esos tiempos decía que José de Arimatea contaba con exclusivos conocimientos que alguna vez intentó revelar, por lo cual le expulsaron del Imperio Romano cristianizado.

Lo importante es que a partir de Robert de Borón, la idea del grial como vaso sagrado de la Última Cena, que alojó la sangre de Cristo, echó raíces en la creencia medieval. Esta sangre, era fuente inagotable de energía milagrosa y alimento de la humanidad.

La Iglesia decidió mantenerse alejada del concepto que iba adquiriendo el Santo Grial, porque se estaba transformando en un símbolo tan poderoso, que podía derivar en una iglesia secreta, quizás fundada por José de Arimatea en Inglaterra.

(continuará)

Copy Right. Todos los derechos reservados. Orden del Temple 2009.