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Metamorfosis (XIII)
Publicaciones Orden del Temple - Espiritualidad
Escrito por María de Aquitania   
Martes, 13 de Noviembre de 2012 00:00

Autor: Hno. E.C.+

 

Un Océano de Silencio: tu destino, tu Origen

 

¿Dónde puede llevarnos ese Viento?

 

Pues ¡al lugar desde donde aquí nos trajo!. La Brisa del Amor nos lleva a nuestro Origen, al toroide de la Creación, que en todo está y en todo subyace, donde la Quietud es Movimiento y todo fluye, refluye y confluye en la Perfección de cuanto Es.

 

¿No lo entiendes?. ¡Activa tu “recuerdo”!

 

Tú, el ser que eres más allá de tu actual corporeidad, ya experimentaste antes de tu presente forma humana la Rendición plena, desprendiéndote de toda vanidad; ya lograste la Libertad absoluta, que conlleva tambien no renunciar a nada; y ya permitiste, sin sentir ningún miedo, que la Brisa del Amor te llevara donde le diera la gana. Por eso la Rendición, la Libertad y la ausencia de vanidad y de miedo, aún desconcertando a tu mente física, resuenan tanto en tu Corazón. Y por eso precisamente estás aquí encarnado como ser humano: porque la Brisa del Amor te trajo a esta Dimensión y a este mundo.

 

¿Lo recuerdas ahora?

 

Conocías los riesgos, pero no tuviste miedo porque de miedo carecías. Sabías que al “aterrizar” en este plano se borraría tu Memoria y olvidarías quien eras y de donde venias. Pero también, consciente de tu poder divino, que el “recuerdo” se iría activando en ti paulatinamente hasta llegar a ser completo. Y que en ese momento inefable, que compensaría con creces todos los avatares de la travesía, acontecería el Milagro y te darías cuenta de que el final de tu proceso consciencial humano es, a su vez, el inicio, que la meta no es otra que la línea de salida, que el destino del viaje es su punto de arranque en un Eterno Retorno; y que semejante experiencia la has vivido voluntariamente por Amor, sólo por Amor, que es lo que realmente Eres.

 

Este el “Gran Recuerdo” que está aflorando de tu interior: Eres Amor y el Amor es la única razón de este viaje de ida y vuelta al Paraíso con el que has traído el Cielo a la Tierra para desplegar tu capacidad co-creadora expandiendo la Creación y la Vida, ampliando las Dimensiones y la Consciencia y generado nuevos mundos y modalidades de vida.


Y el final del viaje -que no es sino su inicio-, el lugar al que estás ahora desembocando –que no es otro que tu Hogar, desde donde te proyectaste aquí dejándote llevar por la Brisa del Amor-, ya puedes entreverlo en el horizonte que dibuja tu Corazón. Sí, ya puedes presentirlo, aunque sea difícil de describir con palabras. ¡Es tan bello, tan bello,…!. Es tan hermoso y sublime... Se parece a Un Océano de Silencio, sin un centro o principio, siempre en calma.

 

Libre de vanidad y miedos, dejo que el Viento me lleve a donde le dé la gana hasta comprobar que precisamente por eso aquí estoy, porque Aquí y Ahora me trajo el Viento. Y la interiorización de ello no será sino el preámbulo del definitivo recuerdo y reencuentro: constatar que lo que Soy es precisamente el Viento. Con lo que toda percepción de identidad individual, sea física, energética, vital, consciencial o espiritual, quedará absolutamente diluida, así como cualquier noción de Ser: quedeme y olvideme, cesó todo y dejeme,… ¡No-Ser ¡.

 

Se acabaron las palabras, los pensamientos, las ideas, los análisis, los razonamientos, los esquemas conceptuales y hasta la necesidad de comunicación. Cesó todo. No-Ser. Silencio. Amor. Silencio y Amor que en la Unicidad que integra el Todo y la Nada y hasta convierte en vacía y hueca la percepción de Perfección.

 

La Iluminación te envolverá desde la contemplación de su innecesariedad. Sin deseo ni rechazo, sin apegos ni desapegos, sin anhelos ni renuncias, Rendido en la Omnipotencia y Libre en el Vivir Viviendo, la Unificación en la Unicidad habrá expandido aquello que ilusamente se consideró “tú” en algún instante del momento presente continuo en el que lo eterno se desenvuelve.

 

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