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Camino |
Publicaciones Orden de Sion - Reflexiones Espirituales | |||
Escrito por María de Aquitania | |||
Miércoles, 01 de Febrero de 2012 00:00 | |||
Autor: Hno. C.M.+
Definir Camino, puede ser algo complicado. Ya que solo tendríamos que ceñirnos a alguna de tantas definiciones que podríamos encontrar, como:
· Vía de tierra por donde se transita habitualmente.
· Jornada, Viaje, Recorrido, Ruta. También son posibles usos de Camino.
· Dirección que ha de seguirse para llegar a un lugar.
· Medio para hacer o conseguir alguna cosa. (El camino de la gloria.)
· Por otro lado hay que tener en cuenta que nos estamos refiriendo a un Verbo que implica la acción de caminar.
Creo que estaríamos de acuerdo con que el camino también lo hacemos al andar, que con su uso lo vamos puliendo para que con el paso del tiempo se pueda visualizar. Con esto quiero decir que en ocasiones me puedo encontrar en una situación en la que yo no vea ni el camino, ni sendero, ni ruta, todo está por hacer, lo único es tener claro el destino y empezar a andar si alguien sigue mis huellas ya habré hecho el principio de un camino. Desde ese momento hay que intentar que para ese destino la nueva vía que he abierto sea lo más transitada posible.
Si a todo esto le quiero encontrar, lo que para mí es el camino, tengo que situar mi acción. Para poderle dar el sentido, quiero decir que yo creo que el camino mío, no fue algo que inicie yo solo. Sin ninguna duda, sé que en casi todos los caminos que he tomado he tenido una iniciación. Quiero decir: No sé, hasta que punto y cuando uno empieza a andar por sí solo. Yo se que en este camino fui iniciado por mis padres.
Quizás habría que destacar, lo de mis padres, verdad. Porque creo que todos empezamos a andar de la mano que nos tiende el Padre.
Ahora cuando me encierro en mí mismo y me pregunto, ¿qué es lo que tengo que hacer?, está claro que lo que necesito es saber que camino he de tomar. Bueno quizás lo más importante del verbo, no es en sí la dirección, reglas, sino quizás el final o finalidad de esa peregrinación en cuál es la salida idónea sin dejar de lado, el respeto de llegar con la finalidad principal. Yo tengo claro cuál es el final de mi camino: Cristo. Sin ningún lugar a dudas. Creo que es mi reto.
Lo que yo me cuestiono, es cuando empecé este camino. Claro, de forma consciente. Ya que de forma inconsciente, fui llevado de la mano de mis padres. Creo que esto es algo que no se da al azar ya que viene de muy largo tiempo el respeto y vivencia cristiana en mi familia. Creo que es lo que yo llamaría mi primera etapa en la iniciación Cristica.
Esta se da de forma no consciente pero es la que hizo un germen que luego creció. No sé muy bien aun como, pero en mi recuerdo está la imagen de mi medre que venía a diario todas las noches y nos ayudaba rezar primero las Oraciones: El Padre Nuestro, El Ave María, El Credo, la Salve, no sé, todas. Mi madre y nosotros nos poníamos de rodillas al costado de la cama y rezábamos. Al terminar las Oraciones nos metíamos en la cama y entonces mi madre, empezaba a contarnos en plan de cuento quien era el niño Jesús y que hizo, como creció y como se sacrifico por nosotros, era en forma de relato, muy ameno, lo que cuando llegaba el momento de ir a misa, casi lo estábamos deseando.
Bueno no todo era tan sencillo ya que recuerdo cuando nos obligaba vestirnos muy bien ya que íbamos a la casa de Dios, pero eso no me convencía. No sé por qué. Yo he tenido siempre la impresión de que a Jesús le daba igual mis ropas, que lo importante era, que nos viésemos.
Creo que ya de pequeño empezamos a tomar decisiones y recuerdo que poco a poco fui cambiando lo de las mejores ropas por lo de ponerme las que yo creía como niño, que también Jesús querría llevar.
Mi formación sigue de manos de mis padres con lo que llego a crear como unas rutas en mi vida. Rutas o Camino. Hablo con Dios todos los días y lo llevo a situaciones extremas: Recuerdo que yo tenía nueve años y ya en el colegio defendía la existencia de Dios, ya que todos los niños no creían. Recuerdo que nos juntábamos al extremo de que nuestra pandilla, nos sentábamos juntos en misa y nos uníamos para defendernos de los niños que creían en Jesús de los otros niño que se reían de mostros y que en ocasiones nos pegaban los niños mayores.
Recuerdo otro momento de rebeldía. Y llamo rebeldía ya que mi hermano y yo, nos enfrentamos a nuestros padres ya que cuando había terminado la formación de nuestra Catequesis, nos informaron de que mis padres querían que la tomásemos, como frailes Jesuitas con hábito Blanco con el Sagrado corazón de Jesús en el pecho.
Recuerdo que esto fue una promesa de mis padres. Pero con nuestro planteamiento, de jóvenes, muy jóvenes se llego a un acuerdo. También quiero recordar, que un Párroco nos ayudo.
(continuará)
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Recuerdo que le dijimos que nosotros nos peleábamos por Dios en el colegio. Y que nos gustaría un traje de militar y el acuerdo al que llegamos de su promesa fue, que llevaríamos como escudo de armas el Sagrado Corazón de Jesús.
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