Templo Oración

En el Templo de Oración, Luz, Paz y Energía, los hermanos de la Orden del Temple oran para ayudar a todo aquel que lo solicite ante cualquier situación personal y/o colectiva.

Donaciones

Como Organización sin ánimo de lucro y de base religiosa, aceptamos donaciones que puedan hacer que nuestra labor continúe diariamente al servicio del Cristo.
(En muchos países este tipo de donaciones tienen deducciones fiscales).

Información Usuario

IP Address
3.144.97.189
United States United States
Explorador
Unknown Unknown
Sistema Operativo
Unknown Unknown

Su Hora

Música

module by Inspiration
Meditación sobre el Non Nobis
Publicaciones Orden de Sion - Reflexiones Espirituales
Escrito por María de Aquitania   

 

Para avanzar sobre el Sendero de la Verdad, es muy importante para nosotros un aspecto que podemos llamar “la despersonalización de sí”, el olvido de la propia personalidad o de lo que creemos que es la propia personalidad y que, en realidad, está repleta de hábitos, de tabúes y de ideas adquiridas casi siempre de otros. Esto, para los Templarios, no significa en modo alguno vacío interior, sino todo lo contrario; pues para obtener la afluencia Divina, debemos previamente limpiar nuestro Templo. La erradicación de los mercaderes y de las bestias que ocupan nuestro ser interno, es imprescindible para llenarlo con la Luz del Espíritu Divino.

Aquí, se nos muestra una copa imaginaria, la visualizamos llena de líquido oscuro. Nosotros, desearíamos que contuviera las Aguas límpidas de la Vida, pero nada podemos para vaciarla. He aquí, que una mano invisible llena con agua la copa. El líquido oscuro se esclarece paulatinamente; su nivel se eleva y desborda la copa. La onda de Vida, corre sin cesar rechazando el líquido oscuro. Por fin, la copa está totalmente llena de agua clara, cristalina y purísima.

Todo esto es mero simbolismo: La copa llena del líquido oscuro, es nuestra alma al comienzo del camino hacia la Luz, sin embargo, en cada uno de nosotros, desde el momento de nuestra encarnación, existe la chispa de fuego, la semilla del Espíritu, que ha de crecer hasta que ocupe todo nuestro ser.

El alma está en las tinieblas hasta nuestro descubrimiento del Cristo interno: “La Luz que ilumina a todo hombre que viene al mundo”.


Durante mucho tiempo, hemos ignorado esa Luz, esta Presencia, porque la hemos buscado fuera de nosotros, en las dudas, en el miedo y la ignorancia. Ahora todo ha cambiado, pues hemos encontrado a Cristo en el centro de nuestro ser, hemos empezado a construir el Templo interno y la chispa de Luz, ya está rechazando las tinieblas. Poco a poco, nuestro yo va dejando paso al Cristo.

Observemos ahora lo que pasa en nuestro Templo interior: Cristo, se encarga de nuestros problemas y hace la petición al Padre en nuestro nombre, sustituyéndonos a nosotros que no podemos concebir que el Padre no accederá a lo que el Cristo le pide, ni tampoco que el Cristo no pueda hacer un milagro, pues para Él un milagro es un proceso natural y no olvidemos que no somos nosotros los que hacemos el milagro, sino Él; solo tenemos que elevar nuestro espíritu hacia Dios y obrar en Su Nombre. Solo Cristo hace el milagro, aunque probablemente nosotros, no tengamos consciencia de esto por haberle dejado el sitio.

Esta dualidad de conciencia, subsistirá por un tiempo, de igual manera a como el líquido oscuro de la copa se va esclareciendo paulatinamente. Pero al final, solo subsistirá una conciencia: La de nuestro abandono al Cristo, no al destino.

Ahora, debemos poner nuestra espada en la mano de Cristo, rogándole combatir. Debemos invocarle, visualizarle y creer firmemente que está en nosotros y que ninguna potencia puede resistirse a Él. En realidad, el único obstáculo somos nosotros mismos, pero ahora estamos en Él y esto nos llega de alegría. Tomemos conciencia de nuestra humildad, pero no de esa humildad vulgar que concebimos como “miserables pecadores”, sino de la humildad verdadera, del servicio total, caballeresco, profundizando hasta el fondo de cada cosa, hasta encontrar a Jesús en ella.

El sentimiento común es el de elevarse, pero nosotros queremos bajar para encontrar al Cristo en el mundo, donde se busca Él mismo en el más abyecto de los hombres. Hasta ahí, va el Non Nobis Templario.

Para nosotros, es difícil llegar a comprender la humildad absoluta de Jesús, pues está más allá de toda descripción. Cuando nos regocijamos por nuestros éxitos, por nuestras buenas acciones, Él, no está entre nosotros. Pero cuando estamos humillados, conscientes de nuestras faltas, de nuestros errores, allí está Él totalmente solidario con nosotros. Cuando muere el día y descansamos, se acuesta en la tumba con cada uno de nosotros; al alba, resucita en toda Su Potencia. A Él, nada puede resistirse, ni en el cielo ni en la Tierra o en los infiernos. El tiempo de los milagros, empieza cada mañana que nos despertamos en Cristo. A nosotros, solo nos pide el Non Nobis, fe y sumisión, lo que significa la abertura de Su sepulcro y la posibilidad de manifestarse a través de nosotros.

Debemos intentar darnos cuenta, de que todo es simultáneo en la actividad del Cristo Cósmico. Está al mismo tiempo crucificado, andando sobre las aguas, triunfando del mal y la muerte. Cuando le invocamos para sentir Su Presencia en nosotros, debemos sentir Su Fuerza, Su Triunfo. Nunca dudar. Estar en perfecto Non Nobis. Entonces, vendrá a nuestro Templo interior, abrirá nuestros ojos y curará nuestros miembros paralizados.

Alegrémonos, porque nuestra alquimia ha empezado. ¡Aleluya¡.


MEDITACIÓN FINAL


No os engañéis, de Dios nadie se burla. Lo que el hombre siembre, eso cosechará. (Gálatas, VI-7).

Existe una Ley Universal de Causa y Efecto que determina toda nuestra vida y que contesta a cada uno, en función de la utilización que hace de esta Ley. Buenas semillas pueden dar buen fruto, si caen en buena tierra; pero semillas de mala categoría, producirán siempre frutos de mala calidad.

Dios no castiga ni recompensa. Proporciona a todos sin excepción la vida en abundancia, pero no nos puede dar más que aquello que queremos coger o recibir. Si nuestra capacidad de recepción es pequeña o si nos cerramos nosotros mismos, no estamos utilizando las posibilidades que tenemos.

Todo depende de cómo utilizamos la Ley de Causa y Efecto. Si presentamos Causas negativas, encontraremos Efectos negativos. Si por el contrario nuestra intención es positiva, tendremos así mismo Efectos positivos. Las Causas son nuestros pensamientos, intenciones, objetivos, metas, fines, palabras, sentimientos negativos hacia nosotros o hacia los demás. Todo, hermanos, absolutamente todo, depende de nosotros.

 

Copy Right. Todos los derechos Reservados. Orden de Sion 2009.

 
USER MENU