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El Sermón De La Montaña. Otra Reflexión.
Publicaciones Orden de Sion - Reflexiones Espirituales
Escrito por Lady Violante   
Martes, 27 de Septiembre de 2011 00:00


 

El Sermón de la Montaña, es el Camino Interno al Corazón de Dios, que conduce a la perfección. Los Bienaventurados verán al Cristo y poseerán al Cristo y a la Tierra, en total mansedumbre y humildad. ¡Dichoso aquel que vea la gloria del Dios Padre-Madre en todo!, y Cristo, conduce a los Suyos a conocer la Verdad.

Quien procede de la Verdad, oye Su voz, porque Él es la Verdad y por eso también ve y oye la Verdad. Los Bienaventurados no tienen miedo y son alegres, pues ven y oyen lo que no ven ni oyen aquellos que todavía se esconden detrás de su Yo humano y lo conservan con máximo esfuerzo, para no ser reconocidos.

Sin embargo, los Bienaventurados ven el interior de la cárcel del Yo humano y se dan cuenta de los pensamientos más ocultos de sus semejantes. Alumbran ahí dentro con la Luz de su conciencia clara y dicen en alta voz a sus semejantes:

“Bienaventurados en el espíritu los pobres, porque suyo es el Reino de los Cielos!.

Con la palabra “los pobres”, no se hace referencia a la pobreza material. No es ésta la que trae la Bienaventuranza en el espíritu, sino la entrega a Dios, desde la cual el hombre cumple lo que es Voluntad de Dios. Esa entrega es riqueza interna.

Con la palabra “los pobres”, se hace referencia a todos aquellos que no ambicionan pertenencias propias y no acumulan bienes. En sus pensamientos y aspiraciones cuanta la vida comunitaria, en la que administran legítimamente los bienes que Dios ha regalado a todos. No dirigen sus esfuerzos y afanes a lo mundano. Sirven al bien común y extienden sus brazos hacia Dios y recorren conscientemente el camino de la Vida Interna. Su meta es el Reino de Dios en su interior, que quieren anunciar y llevar a todos los hombres de buena voluntad. Su riqueza interna es la vida en Dios, para Dios y para su prójimo. Ellos viven el mandamiento “ora y trabaja”.

Aspiran al Espíritu de Dios y reciben de Él lo que necesitan para su vida terrenal y más aún. Estos son los Bienaventurados en el Espíritu de Dios.

(Continuará)

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