Autor: M.C.R.

AMOR, BELLEZA Y MAL, LOS DETONADORES DEL HÉROE.

1.1  El Amor heroico

El Héroe siente en su pecho un Amor que es Furor, se levanta en el Alma como una tempestad, y el corazón se le parece romper y se cuenta que es entonces cuando se arrastra a sí mismo a hacer grandes obras de servicio a la Humanidad.

Pero este Amor no es una simple explosión puntual, sino la culminación larga y laboriosa de un proceso de aprendizaje en el que los “ojos han dejado de llorar” porque los cuidados de uno mismo ya no le atenazan. Todos los héroes se sienten “poseidos” por un Ideal que les supera.

“Por siempre jamás se apaciguaron para él las

turbulencias de la vida personal; para él hay Paz…

Rodeado de la paz lograda, puede volver al combate de la

vida y batallar por los grandes éxitos en que hasta

entonces difícilmente confiara”.

Mabel Collins, “Luz en el Sendero”

La primera enseñanza del héroe es que debe vencerse a si mismo, o se perderá las oportunidades de aventura que su Alma necesita. Y ello porque no es compatible el empecinamiento en conservar la vida material y el riesgo que la hazaña y la entrega supone.

Se impone una elección entre la cantidad y la calidad de vida en función de la cual, el homo economicus o el héroe son dos estaciones de llegada opuestas pero imparables: El homo economicus se regirá a partir de ahora por las ventajas que para su personalidad se derivan de tal o cual coyuntura; el héroe, en cambio, tratará de hacer callar su propia personalidad para poder oír y ver algo que le es sencillamente irresistible: Una Voz que es atraída por el Amor encima de sí misma, más allá de los sentidos y de la razón humana, un fuego que le atraviesa el corazón y la garganta y que atrae todo lo que pueda consumir, una delicia violenta que le es vetada al homo economicus.

El Homo economicus no conoce esta Voz porque no puede oírla. El Héroe la escucha poco a poco y su vida cambia, pero al pertenecer a una dimensión distinta de la material se encuentra enfrentado constantemente a su propia naturaleza física, que necesita ser domada a través del Dominio de la Mente y de la acción.

A través de estos caminos el héroe es capaz de convertirse poco a poco, ejercitándose en todos y cada uno de ellos diaria y concienzudamente en alguien capaz de ver algo más, de oír algo más, de poner su mente y su corazón en alineamiento con el Todo que subyace y late detrás de las apariencias.

Una sensación de Unidad y potencia aumenta conforme sale de sí mismo y de su egoísmo, empieza a descubrir elementos familiares en lo aparentemente ajeno, y elementos extraños a él en su propia personalidad, de manera que se encuentra a sí mismo en el servicio al Otro y el combate por la Supervivencia en la lucha contra sí mismo. Justo al revés que el Homo economicus: Lucha contra el otro y se afana sólo en sí.

La lucha del héroe contra sí mismo se proyecta también en una lucha exterior, el héroe impersonal lucha contra sí mismo también cuando debe impedir que los afanes egoístas de otros se impongan a las victimas más débiles, y aún en esos momentos de fragor el egoísmo está ausente, lucha para impedir las injusticias sobre los otros, no para su gloria personal, ya que esta durmió para siempre. No se reconoce superior al enemigo que afrenta, ya que sabe que está también dentro de él aquello que está dominando a su contrincante.

Como los Antiguos Caballeros Medievales, los Héroes se confían a aquellos que ya vivieron ese aprendizaje : Los Maestros.

(continuará)

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