Autor: M.C.R.

Galbraith, Premio Nobel de Economía, celebra lo que él denomina “homo economicus” un tipo de hombre que ha integrado el razonamiento económico como universalizable a toda faceta de la conducta humana. De manera que es el cálculo coste –beneficio lo que permitiría al hombre optar por un modo u otro de vida.

Pero algo nos dice por dentro que el homo economicus no es realmente hombre. Que el Ser Humano está llamado a jugar otro papel. Hay un rumor secreto en nuestro interior, que nos dice  que el órgano de la vista no es realmente el ojo sino el corazón, y desde allí queremos el Milagro de convertir lo que creemos en lo que hacemos, y desde allí se nos revelan verdades y sueños milenarios de búsqueda solemne de valores Eternos y ocultos, emocionante y ennoblecedora, que se resiste a la ducha fría del sentido común.

Y que gracias a ese esfuerzo sostenido empezará a perder miedo de ser dios, y poco a poco se romperá una y otra vez los huesos del Alma para que la realidad se convierta en otra más profunda, bella y esencial.

El heroísmo es un valor atemporal, los héroes siempre han existido y siempre existirán porque el Heroísmo es lo que hay al final del Sendero de la Evolución Humana y al comienzo del siguiente. El Amor, la Belleza y el problema del mal son los tres “detonadores” del héroe, y los tres peldaños de la especie humana hacia su destino. Según una creencia milenaria y común de toda la Humanidad, estos héroes siguen vivos, no solo en el recuerdo y la leyenda, sino de forma misteriosa en el corazón del Mundo, desde dónde continúan su labor heroica despertando a nuevos héroes, el héroe que todos llevamos dentro.

El Héroe nace con una voluntad de mejorar y llega a su apogeo con su entrega absoluta a un Plan Superior por Amor a la Humanidad. De la noche de los Tiempos vienen, han ido apareciendo a través de los Siglos. Han vivido en silencio, y casi nadie han sabido jamás que estaban entre nosotros.

(continuará)

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