Autor: M.C.R.

Que la expresión del Muy Alto Dios sea Hombre es ya un elemento totalmente innovador en el Cristianismo con respecto a otros cultos Iniciáticos. Ese Hombre-Dios participa de una doble naturaleza abriendo en la especie humana la vía del Chrestos, es decir de la transcendencia.

Esa Transcendencia no es teórica sino práctica, el ser Humano viene de ser animal, mineral y vegetal y camina hacia Dios convirtiéndose él mismo en un dios. "Sois Dioses", nos dice Jesús.

Ese camino de Divinización es un camino de servicio al Hombre, mejor dicho a la persona humana. Cristo insiste una y otra vez en esto en el Evangelio de Mateo: No juzgar, no devolver mal por mal, no insultar, y anima a reconciliarse con el prójimo antes incluso de presentar Ofrendas en el Altar.

Jesús no duda en priorizar al hombre sobre los preceptos religiosos, cura en sábado, come espigas de un terreno sagrado. Y todo ello desde una seguridad y alegría insultante: "No es el hombre para el Sábado sino el Sábado para el Hombre". No hubo humanismo más radical...

El prójimo antes que Dios, o dicho de otra manera: EL SERVICIO A DIOS ES EL SERVICIO AL HOMBRE, no hay servicio a Dios sin servicio al hombre "todo lo que hiciereis a uno de estos, a MÍ me lo hacéis".

El Ministerio de Cristo está plagado de curaciones, entrega del Cristo a las gentes, de consuelo de los desheredados. La única "condición" que le es válida a Cristo para dar su servicio es la de ser persona: Da igual que sea romano, gentil, judío, mujer, criminal, o incluso el soldado que le cortó la oreja, ser persona, es decir, un humanismo.

No nos hemos parado a pensar que significado profundo tiene esto, no hubo expresión más radical de un Humanismo que la de identificar el servicio al prójimo con el servicio a Dios.

Pero Jesús era MÁS QUE UN HOMBRE. No se puede entregar totalmente al Hombre sin ser algo más que un hombre. Hay que ser fuertes para dar, hay que ser un Superhombre para dar-se a los hombres.

El Templarismo asume la condición de servidor de Dios y esto no puede trasladarse más que en un servicio al Hombre. El Templarismo es un Humanismo radical y Crístico que profesan los que entienden al hombre como algo no estático, sino que evoluciona, cambia, y se dirige a las estrellas. El hombre no nació con el primer mono, ni terminará con el último hombre que muera, el verdadero humanismo sabe que el ser humano es inmortal, y negar al humanismo la transcendencia es NO SER HUMANISTA.

El Templarismo nos templa, nos fortalece para dar, nos convierte en dioses sirvientes, aptos para el sacrificio por el hombre. Sólo se es humanista dándose a los hombres: Cristo fue el inventor del Humanismo.

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