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Apocalipsis Marial (III)
Publicaciones Orden de Sion - Reflexiones Espirituales
Escrito por Yo Soy   
Jueves, 21 de Febrero de 2013 00:00

3) La Revelacion Suprema.El mundo, irremediablemente destinado a la ruina, será salvado por nuestros dos corazones unidos. Estos dos corazones unidos en los mismos sufrimientos, triunfarán en una misma realeza. Este triunfo del Doble Reino de nuestros corazones, inseparablemente unidos en el Espíritu Santo, será el gran y dulce suceso que seguirá a los castigos que van a purificar al mundo”. Es la más maravillosa Revelación del Amor Divino, del gran y profundo misterio del Doble Corazón llameante, que contiene a todos los demás, y la Creación y la Encarnación, y la Redención y la Nueva Era, y con ella la Tercera Alianza. El que tendrá la gracia excepcional de penetrarlo, de entrar en el misterio y este misterio en él, lo habrá comprendido todo”.

Dice María: “Ya es el adelanto de Misericordia que daremos en los distintos tiempos, las almas que contemplarán la imagen de nuestros corazones, participarán en nuestros sufrimientos y sentirán la necesidad de amar y reparar, y así obtendrán la salvación de muchos. Serán fortificados en su fe, dispuestos a superar toda dificultad interna y externa”.

Fue el 17 de Junio de 1.689, que el Sagrado Corazón, apareció a Margarita María con un mensaje para el rey Luis XV, pero éste no cumplió y cien años más tarde estalló la Revolución Francesa y el rey Luis XVI fue guillotinado.

El mismo Sagrado Corazón, dijo en Kerizinen: “Mi corazón no puede reinar ni triunfar sin el de Mi Madre, pues ella es Reina como Yo soy Rey. La devoción a Mi Madre no es facultativa, es imprescindible”.

El Inmaculado Corazón de María se reveló en Fátima como uno de los dos últimos remedios dados al mundo, el otro es el Rosario. Los dos corazones unidos en el Paráclito, es algo tan inefable, tan maravilloso, tan sagrado, que para acercarse a su misterio, hace falta conquistar su elección y ser hijo predilecto de María.

Constituyen ya los Templarios llamarnos el Doble Corazón llameante que irradia de Luz y Fuego nuestros propios corazones, así como valor y potencia a todos nuestros actos.


(Continuará)


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